Cuando Carlos Pérez perdió su segundo trabajo en tres años pensó que conseguiría un nuevo empleo en poco tiempo.
Pero ya han pasado cuatro meses y hasta ahora no hay esperanza de encontrar algo a corto plazo.
La economía de Ecuador se ha visto afectada por la caída de los precios del petróleo y sus efectos son palpables en las empresas que han tenido que despedir a empleados como Pérez, que se desempeñaba como supervisor de ventas en una compañía de productos de consumo masivo.
La esperanza de Pérez, como la de miles de ecuatorianos, está en el futuro presidente de Ecuador.
El 19 de febrero se realizarán elecciones para escoger al sucesor de Rafael Correa, quien se define como un socialista del siglo XXI y ha permanecido casi 10 años en el poder.
Hasta ahora las encuestas dan ventaja al candidato oficialista Lenín Moreno, pero más que un nombre en particular gente como Pérez espera que el nuevo gobierno ayude a resolver sus problemas sin importar el signo político al que pertenezca.
"Quiero que llegue alguien que arregle esta situación'', dijo Pérez.
"Que la gente tenga trabajo, que la economía del país empiece a caminar, porque ya lleva paralizada un buen tiempo'', añadió.
Correa marcó un hito en la historia de su nación al poner fin a una época turbulenta: tres presidentes en siete años y una profunda inestabilidad económica.
Tras su llegada al poder la economía creció y su gobierno generó obra pública y de infraestructura, como plantas hidroeléctricas.
Correa gobernó con una inmejorable situación económica hasta mediados de 2014 cuando el precio del petróleo, el principal producto de exportación ecuatoriano, se desplomó.
De poco más de 100 dólares por barril cayó hasta 20 en su peor momento y ahora se ubica en 40.
El petróleo representa cerca de 30% de los ingresos fiscales de Ecuador y la caída de su precio causó falta de solvencia fiscal y atrasos en los pagos a proveedores del Estado, así como el cierre de empresas y despidos en el sector público y privado.
Algunos emprendedores se fueron a la quiebra y tuvieron que vender o arrendar sus propiedades.
Pérez fue sólo uno de los afectados. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censo cerca de medio millón de ecuatorianos están desempleados y millón y medio son subempleados, es decir, tienen trabajos ocasionales o ingresos mínimos e inciertos.
En 2007, cuando Correa inició su mandato, el número de desempleados era menor a 400.000.
Este es el escenario frente al que ocho candidatos buscan la presidencia y casi 13 millones de ecuatorianos tienen obligación legal de votar.
Moreno, quien fue vicepresidente de Correa, se moviliza en silla de ruedas y es recordado por un programa de asistencia a los discapacitados.
A la fecha tiene una intención de voto de entre 28% y 36%, según distintas encuestas. Además tiene un buen humor que contrasta con el carácter explosivo de Correa.
Sin embargo, el oficialismo aún no tiene la victoria asegurada, en particular después de escándalos de corrupción que han dañado la reputación del gobierno.
"Eso va a producir un voto de castigo que le afectará'', dijo a The Associated Press Gabriela Falconí, catedrática y consultora de comunicación política de la Universidad San Francisco.
En segundo lugar de la carrera presidencial está el exbanquero y candidato de derecha Guillermo Lasso, a quien Correa derrotó en las últimas presidenciales.
Lasso no ha dejado de hacer campaña, pero su candidatura parece estar estancada y no rebasa el 25% de intención de voto.
"No importa cuánta plata pueda tener un candidato o cuánto tiempo haga campaña si no se posiciona con una imagen fuerte en la mente de los electores'', explicó Falconí.
"Lasso no termina de convertirse en un buen candidato. Le falta soltarse, sintonizar su discurso con las necesidades de la gente'', añadió la catedrática.
Les siguen Cynthia Viteri, candidata de derecha, y Paco Moncayo, un general retirado y socialdemócrata. Tras ellos hay cuatro postulantes más que no superan 3% de intención de voto.
A dos meses de las elecciones la gente no tiene un favorito absoluto para convertirse en el nuevo presidente de Ecuador.
La indecisión subió'', dijo a AP Polibio Córdoba, director de la empresa Cedatos-Gallp.
En octubre 52% decía no saber por quién votaría, para fines de noviembre la cifra había subido a 57%.
Los ecuatorianos que votarán en febrero, más que un candidato, buscan una solución.
(Con información de AP).