Una imagen muestra la última vez que Jorge Brisita vio a su papá.
“Destrozado, porque tengo la imagen na’ma de él de la última vez que lo fui a ver, a visitarlo", dijo Brisita.
Ramon Brisita tenía 85 años y vivía en el hogar de ancianos, Peninsula Nursing and Rehabilitation.
Jorge dice que el 11 de abril, le avisaron que su padre estaba internado en el hospital Saint John's.
Cuando trató de verlo no se lo permitieron. Los doctores le dijeron que su papá había muerto de un paro cardíaco y que había dado positivo al COVID-19.
“Yo le dije pero puedo ir para allá, y él dijo “no” para acá ni se acerque", agregó Brisita.
Eso fue el principio de una larga pesadilla. La familia decidió contratar a una funeraria para la cremar el cuerpo y enviar sus restos a la República Dominicana para cumplir, aunque ya fallecido, con uno de sus últimos deseos.
“Él lo que pedía, que me decía era 'mijo no me dejes morir aquí en este país'", dijo Brisita.
La funeraria realizó la cremación el 27 de abril pero según Jorge, no recibió las cenizas hasta un casi un mes después. Y los restos le llegaron por correo.
“Wow, las cenizas de mi padre… como si fuera un paquete cualquiera me la enviaron. Tu sabes y eso es una cosa que duele porque un ser humano es una cosa sagrada.”
Jorge dice que la funeraria aun no le ha enviado el acta de defunción de su padre, lo que hace imposible que enviar las cenizas a su país.
NY1 Noticias se comunicó con la funeraria Thomas Bible en El Bronx y dijeron que están usando un crematorio en Pensilvania porque no hay muchos crematorios en la ciudad y que los crematorios locales están saturados.
También dijeron que enviaron el certificado de muerte pero que el correo les regresó el documento. Que volverán a enviar el certificado. Jorge dice que enterrará las cenizas en la tumba de la madre del difunto.
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