Al menos 90 inmigrantes viajaban apiñados en total oscuridad dentro del remolque de un camión de carga que había emprendido un trayecto de 225 kilómetros (140 millas) bajo un intenso calor desde la localidad fronteriza de Laredo a San Antonio, ambas en Texas.

No había pasado mucho tiempo y los pasajeros, que sudaban copiosamente debido a las altas temperaturas, comenzaron a gritar y suplicar que les dieran agua. Los niños lloraban también.

Las personas se turnaron para respirar por un solo hueco que había en una de las paredes del remolque. Golpeaban los lados del remolque y gritaban para llamar la atención del conductor. Después comenzaron a desmayarse.

Para cuando la policía llegó al lugar donde el camión de carga se encontraba estacionado en un Walmart en San Antonio, alrededor de las 12:30 del domingo, los agentes echaron un vistazo al remolque. Ocho de los pasajeros estaban muertos y dos más fallecerían después en lo que fue un fallido intento de contrabando de inmigrantes que terminó en tragedia.

Un sobreviviente mexicano relató los detalles de este calvario a The Associated Press así como en una denuncia penal federal presentada contra el conductor, James Matthew Bradley, quien podría enfrentar la pena de muerte por el fallecimiento de las 10 personas.

"Después de una hora escuchaba que lloraban, pedían agua. Y yo también sudaba. Toda la gente se desesperaba. Y después perdimos la conciencia", dijo Adan Lara Vega a la AP desde la cama de un hospital.

Bradley, de 60 años y originario de Clearwater, Florida, compareció ante una corte federal acusado de transportar a inmigrantes para obtener una ganancias económica, resultante en la muerte de personas. Se dispuso que quedara detenido y tendrá otra audiencia el jueves.


Además de los muertos, otros 20 rescatados fueron llevados a hospitales en malas condiciones físicas, muchos con deshidratación extrema y síntomas de insolación.

La Secretaría de Relaciones Exteriores de México dijo el lunes en la noche en un comunicado que según información preliminar, 25 de los inmigrantes que iban en el remolque eran mexicanos.

Cuatro de los fallecidos y 21 de los hospitalizados son mexicanos, según el comunicado. Otros de los inmigrantes procedían de Guatemala.

Un pasajero describió su peligrosa travesía que inició en México, diciéndoles a investigadores que él y otros cruzaron en una balsa hacia Estados Unidos, después de pagarles a traficantes de personas 12.500 pesos mexicanos (unos 700 dólares), una cantidad que también incluía protección del cártel narcotraficanate de Los Zetas.

Luego caminaron hasta el día siguiente y se subieron a una camioneta pickup hasta Laredo, en donde fueron colocados en el remolque para ser llevados a San Antonio, según la denuncia. El pasajero dijo que debía pagarle a los traficantes 5.500 dólares una vez que llegaran.

Otro pasajero les dijo a las autoridades que era parte de un grupo de 24 personas que permanecieron en un "depósito" en Laredo durante 11 días antes de ser llevados al camión.