CARACAS — Venezuela liberó el viernes a 10 reos estadounidenses a cambio de recibir a decenas de migrantes que Estados Unidos deportó a El Salvador hace meses bajo la represión migratoria del gobierno del presidente Donald Trump, informaron autoridades.
La resolución representa un logro diplomático para el presidente venezolano Nicolás Maduro, ayuda a Trump en su objetivo de llevar a casa a estadounidenses encarcelados en el extranjero y le otorga a El Salvador un intercambio que su mandatario había propuesto meses atrás.
"Cada estadounidense detenido injustamente en Venezuela ahora está libre y de regreso en nuestra patria", dijo el secretario de Estado Marco Rubio en un comunicado en que agradeció al presidente salvadoreño Nayib Bukele.
Bukele afirmó que su país había entregado a todos los venezolanos bajo su custodia. El gobierno de Venezuela señaló que había pagado un "alto precio" al tener que liberar a los estadounidenses, pero se mostró complacido de tener de vuelta a sus propios ciudadanos encarcelados.
Central en el acuerdo son los más de 250 migrantes venezolanos liberados por El Salvador, que en marzo acordó un pago de seis millones de dólares del gobierno de Trump para retenerlos en una notoria prisión salvadoreña.
El arreglo provocó una reacción inmediata cuando Trump invocó una ley de tiempos de guerra del siglo XVIII, la Ley de Enemigos Extranjeros, para expulsar rápidamente del país a hombres que su gobierno había acusado de pertenecer a la violenta pandilla callejera Tren de Aragua. Washington no proporcionó evidencia para respaldar esas afirmaciones.
Los venezolanos han estado detenidos en una megaprisión conocida como el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), que fue construida para albergar a presuntos miembros de pandillas en la guerra de Bukele contra las pandillas del país. Grupos de derechos humanos han documentado cientos de muertes y casos de tortura dentro de sus muros.
Entre los estadounidenses liberados el viernes se encontraba Lucas Hunter, de 37 años, cuya familia afirma que fue secuestrado en enero por guardias fronterizos venezolanos estando él en Colombia de vacaciones.
"Estamos ansiosos por verlo en persona y ayudarlo a recuperarse de la terrible experiencia", dijo su hermana menor Sophie Hunter.
La liberación de los venezolanos es una victoria invaluable para Maduro en un momento en que imprime fuerza a su intento de afirmarse como presidente a pesar de pruebas creíbles de que perdió la reelección el año pasado.
Durante meses, Maduro utilizó la detención de venezolanos en El Salvador para cambiar la narrativa sobre el gobierno de Estados Unidos, obligando incluso a algunos de sus más fuertes opositores políticos a coincidir con su condena sobre el trato a los migrantes.
El regreso de los migrantes permitirá a Maduro reafirmar el apoyo dentro de su menguante base, al tiempo que demuestra que, incluso si el gobierno de Trump y otras naciones lo ven como un presidente ilegítimo, él se mantiene firmemente en el poder.
La liberación se produce apenas una semana después que el Departamento de Estado estadounidense reiterara su política de rechazar a funcionarios del gobierno de Maduro y reconocer sólo a la Asamblea Nacional elegida en 2015 como el gobierno legítimo del país. Firmado por Rubio, el cable establecía que los funcionarios estadounidenses son libres de reunirse y tener discusiones con los miembros de la Asamblea Nacional "pero no pueden interactuar con representantes del régimen de Maduro a menos que sean autorizados por el Departamento de Estado".
Las autoridades venezolanas detuvieron a casi una docena de ciudadanos estadounidenses en la segunda mitad de 2024 y los vincularon a presuntos complots para desestabilizar el país.
"Hemos rezado por este día durante casi un año. Mi hermano es un hombre inocente que fue utilizado como un peón político por el régimen de Maduro", sostuvo en un comunicado Christian Casteneda, cuyo hermano Wilbert, un marino de los fuerza especial SEAL, fue arrestado en su habitación de hotel en Caracas el año pasado.
Global Reach, una organización sin fines de lucro que había abogado por su liberación y la de varios otros estadounidenses, dijo que las autoridades venezolanas lo acusaron inicial y falsamente de estar involucrado en un golpe de Estado, pero se retractaron de esa afirmación.
Los estadounidenses estaban entre las docenas de personas, incluyendo activistas, miembros de la oposición y líderes sindicales, que el gobierno de Venezuela arrestó en su brutal campaña para reprimir la disidencia en los 11 meses desde que Maduro afirmó haber ganado la reelección.
Estados Unidos, al igual que otras naciones occidentales, no reconoce la afirmación de victoria de Maduro y en su lugar señala las actas de votación recopiladas por la coalición opositora que muestran que su candidato, Edmundo González, ganó las elecciones de julio de 2024 por un margen de más de dos a uno.
La disputa sobre los resultados provocó protestas inmediatas, y el gobierno de Venezuela respondió deteniendo a más de 2.000 personas, en su mayoría jóvenes pobres. González huyó al exilio en España para evitar el arresto.
A pesar de que Estados Unidos no reconoce a Maduro, los dos gobiernos han llevado a cabo otros intercambios recientes.
En mayo, Venezuela liberó a un veterano de la Fuerza Aérea estadounidense luego de aproximadamente seis meses de detención. La familia de Scott St. Clair ha dicho que el especialista en idiomas, quien sirvió en cuatro misiones en Afganistán, había viajado a Sudamérica para buscar tratamiento para el trastorno de estrés postraumático.
St. Clair fue entregado a Richard Grenell, enviado de Trump para misiones especiales, durante una reunión en una isla caribeña.
Tres meses antes, otros seis estadounidenses que el gobierno de Estados Unidos consideraba detenidos injustamente en Venezuela fueron liberados después que Grenell se reuniera con Maduro en el palacio presidencial.
Durante la reunión en la capital de Venezuela, Caracas, Grenell instó a Maduro a aceptar a los migrantes deportados que han cometido delitos en Estados Unidos.
Cientos de venezolanos han sido deportados desde entonces a su país de origen, pero más de 200 deportados de territorio estadounidense han estado detenidos en la prisión en El Salvador desde mediados de marzo.
Los abogados tienen poco acceso a los detenidos en la prisión, que está fuertemente custodiada, y la información ha sido estrictamente controlada, aparte de videos de propaganda estatal que muestran a hombres tatuados hacinados tras las rejas.
Como resultado, prominentes grupos de derechos humanos y abogados que trabajan con los venezolanos en casos legales tenían poca información sobre su traslado hasta que abordaron el avión.
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