TEL AVIV, Israel  — El gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, sufrió un serio revés el martes cuando un partido ultraortodoxo anunció que abandonaba la coalición.

Si bien esto no amenaza inmediatamente el mandato de Netanyahu, podría poner en marcha la caída de su gobierno, aunque eso aún podría tardar meses. También podría complicar los esfuerzos para detener la guerra en Gaza.

Las dos facciones del Judaísmo Unido de la Torá (UTJ, por sus siglas en inglés) anunciaron que abandonarían el gobierno debido a desacuerdos sobre un proyecto de ley que pondría fin a las amplias exenciones del servicio militar para los estudiantes religiosos.

El servicio militar es obligatorio para la mayoría de los judíos israelíes, y el tema de las exenciones ha dividido al país durante mucho tiempo. Esas divisiones se han ampliado desde el inicio de la guerra en Gaza, ya que la demanda de personal militar ha crecido y cientos de soldados han muerto.

 

Los ultraortodoxos son socios clave 

Netanyahu, el líder israelí con más años en el poder, ha dependido durante mucho tiempo de los partidos ultraortodoxos para sostener sus gobiernos.

Sin UTJ, su coalición tiene solo 61 de los 120 escaños del Parlamento. Eso significa que el primer ministro será más susceptible a la presión de otros elementos dentro de su gobierno, especialmente de los partidos de extrema derecha que se oponen firmemente a terminar la guerra en Gaza.

No es probable que el cambio político descarrile completamente las conversaciones de alto el fuego, pero podría complicar la flexibilidad de Netanyahu en sus concesiones a Hamás.

Un segundo partido ultraortodoxo también considera la posibilidad de abandonar el gobierno por el tema del reclutamiento. Eso le daría a Netanyahu una minoría parlamentaria y haría que gobernar sea casi imposible.

 

Las exenciones militares a los ultraortodoxos han dividido a Israel 

Un acuerdo establecido hace décadas por el primer ministro de Israel eximió a cientos de hombres ultraortodoxos del servicio militar obligatorio. Con los años, esas exenciones abarcaron a miles de personas y crearon profundas divisiones en Israel.

Los ultraortodoxos dicen que sus hombres sirven al país al estudiar textos sagrados judíos y preservar tradiciones centenarias. Temen que el reclutamiento obligatorio diluya la conexión de los adherentes con la fe.

Pero la mayoría de los judíos israelíes consideran que la exención es injusta, al igual que los generosos estipendios que otorga el gobierno a muchos hombres ultraortodoxos que estudian en lugar de trabajar durante toda su vida adulta. Esa oposición ha empeorado durante los casi dos años de guerra.

Los partidos ultraortodoxos, políticamente poderosos, han tenido durante mucho tiempo una influencia desproporcionada en el fragmentado sistema político de Israel, y han utilizado ese estatus para obtener importantes concesiones para sus electores.

Sin embargo, el año pasado, un tribunal dictaminó que el gobierno de Netanyahu debe reclutar a los ultraortodoxos mientras no haya una nueva ley que codifique las exenciones.

La coalición del primer ministro ha tratado de encontrar un camino a seguir para una nueva ley. No obstante, su base se opone en gran medida a otorgar amplias exenciones de reclutamiento, y un legislador clave se ha interpuesto en el camino de dar a los ultraortodoxos una ley que puedan apoyar, lo que provocó su salida.

 

El cambio político se produce durante las conversaciones de alto el fuego en Gaza 

Las renuncias no entran en vigor durante 48 horas, por lo que Netanyahu probablemente pasará los próximos dos días buscando llegar a un acuerdo. Pero eso no será fácil porque la Corte Suprema israelí ha dicho que el antiguo sistema de exenciones equivale a discriminación contra la mayoría secular.

Eso no significa que el gobierno colapsará.

Los opositores de Netanyahu no pueden presentar una moción para disolver el Parlamento hasta fin de año por razones de procedimiento. El receso de verano del organismo comienza más adelante en este mes, y los partidos podrían usar ese tiempo para lograr un convenio y regresar al gobierno.

 

Podrían convocarse elecciones anticipadas en Israel 

Netanyahu podría buscar reforzar su coalición apaciguando a la extrema derecha y acordando con Hamás sólo un alto el fuego parcial de 60 días por ahora, prometiendo a sus socios de gobierno que aún puede reanudar la guerra una vez que expire.

Pero Netanyahu busca equilibrar esas restricciones políticas con la presión del gobierno del presidente estadounidense Donald Trump, que apremia a Israel para que termine la guerra.

Gayil Talshir, politóloga de la Universidad Hebrea de Jerusalén, dijo esperar que Netanyahu trabaje durante esos 60 días para alejar la narrativa de las exenciones de reclutamiento y la guerra en Gaza y dirigirla hacia algo que podría darle un impulso electoral, como una expansión de los acuerdos de normalización liderados por Estados Unidos entre Israel y países árabes o musulmanes.

Actualmente, las elecciones están programadas para noviembre de 2026. Pero una vez que termine el alto el fuego de 60 días, Netanyahu podría ceder a la presión de Estados Unidos para terminar la guerra y traer a casa a los rehenes restantes en Gaza.

Eso le daría tiempo para intentar posicionarse favorablemente antes de las elecciones anticipadas a principios del próximo año.

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