Un hombre venerado por millones como el “médico de los pobres” será el primer santo de Venezuela después de que el papa Francisco aprobara un decreto el martes.
No se ha fijado una fecha para la canonización del doctor José Gregorio Hernández, que murió en 1919. El Vaticano dijo en un comunicado que Francisco también decidió convocar una reunión formal de cardenales para fijar las fechas de futuras canonizaciones, pero no se programó de inmediato.
Hernández Cisneros, conocido como el “Médico de los pobres” fue beatificado el 30 de abril de 2021 en Caracas.
La beatificación se produjo después de que el pontífice reconociera el milagro concedido a la niña Yaxury Solórzano Ortega, quien recibió un disparo en la cabeza durante un asalto mientras se encontraba con su padre y a quien los médicos habían desahuciado.
El suceso ocurrió en marzo de 2017, cuando la pequeña tenía 10 años.
Después de que los médicos que la atendieron dijeran a sus padres que la niña iba a fallecer, su madre rezó a José Gregorio para su curación.
Los familiares, avalados por el Papa, atribuyen la curación a su fe en el beato.
Los venezolanos celebraron el reconocimiento.
"Se lo merecía, hace mucho tiempo, pero Dios sabe lo que hace y el tiempo es perfecto el tiempo de Dios y gracias al papa Francisco, Dios me le de mucha salud / Ya Venezuela tiene un santo y Venezuela y principalmente nuestra iglesia católica está de fiesta hoy".
Al doctor Hernández se le atribuyen miles de milagros, aunque solo el de la pequeña ha sido reconocido por el Vaticano. La popularidad y cariño entre sus ciudadanos, que tras su muerte comenzaron a venerarlo y a llamarle santo, se inició desde que era muy joven, debido a la generosidad con la que siempre actuó.
Hernández, nacido el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, un pueblo del oeste de Venezuela, nunca se casó y se graduó de médico en Caracas, la capital de Venezuela, en 1888.
Estaba convencido de que la ciencia era una de las principales vías para sacar al país sudamericano de la miseria y estableció dos instituciones de investigación, además de impartir varias clases en la Universidad Central de Venezuela, la más grande y antigua del país.
Viajó a Europa para estudiar y luego convertirse en monje católico, pero su frágil salud se vio afectada por el clima frío y húmedo de Italia. Regresó a Venezuela para recuperarse y se quedó definitivamente.
El 29 de junio de 1919, Hernández fue atropellado por un automóvil mientras cruzaba una calle poco después de recoger medicamentos en una farmacia para llevárselos a una mujer pobre. Su muerte se produjo cuando su cabeza golpeó el borde de una acera. Se estima que participaron en su cortejo fúnebre unas 20.000 personas, aproximadamente una cuarta parte de la población de Caracas en ese momento.
En 1986, el Vaticano declaró a Hernández “venerable”, lo que significa que llevó una vida cristiana ejemplar. Pero para alcanzar la santidad, equipos de médicos, teólogos y cardenales deben aprobar los milagros que se le atribuyen.
Cuando el Papa Juan Pablo II, ahora santo, visitó Venezuela en 1996, recibió una petición firmada por 5 millones de personas —en ese momento, casi uno de cada cuatro venezolanos— pidiendo que declarara santo a Hernández.
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