“Aquí, listos para coger el subway otro turno de 12 horas ”.  

Quien habla es el doctor Jaime Salas-Rushford, listo para iniciar su habitual desplazamiento al Hospital Coney Island donde por las últimas dos semanas ha trabajado como voluntario atendiendo a pacientes con coronavirus.

“Y ha arrancar a ver pacientes. Hay que seguir el tratamiento con los pacientes ya admitidos, los que están en observación, los que están entrando...y así van las horas, y las horas”, explicó el doctor Salas.

El doctor, oriundo de Puerto Rico, dejó su practica en medicina deportiva para unirse a la batalla contra el Covid 19.

El médico está encargado de esta carpa médica afuera del hospital en la que se da asistencia a decenas de pacientes. Es el único médico en turno en el horario de la noche  junto a un equipo de enfermeras y asistentes.

“Yo estoy a cargo de todas las áreas en el sistema cuando hay complicaciones yo voy paciente por paciente cada vez que llego”, agregó Salas. 

Cuenta el doctor Salas que uno de los mayores retos es la falta de equipo de protección personal. Cada semana le entregan una mascarilla y una bata médica que tiene que reusar durante toda una semana. Al final de cada turno el equipo es limpiado con lejía y colgados en este perchero.

“Literalmente, es tipo película nos paramos con las manos así y nos llenan del spray para desinfectarnos y seguimos con el próximo paciente”.

No es la primera vez que el doctor realiza trabajó como voluntario. En el 2010 estuvo ayudando a las víctimas del terremoto en Haiti, y también durante el Huracán Maria en Puerto Rico, pero dice que la lucha contra el coronavirus es más difícil ya que se batalla contra un enemigo invisible.

Este es el primer campo de batalla ningún médico había visto un virus donde sabemos tan poco sobre él. Un virus que afecta la gente de manera tan aleatoria. Tu puedes tener gente que piensas no va a pasar la noche y salen caminando. Y gente que está super bien y fallecen frente a ti”.  

A pesar de las interminables horas de trabajo sin paga, Salas-Rushford cree que en medio de la tragedia es importante mantener el espíritu humano vivo.

“Hay que tener una parte social y humana dentro de todo esto. No todo es tener una mascarilla en la cara y hablar así como mounstro hay que sonreír”. 

Y también llevar su bandera puertorriqueña en alto…. 

"Y créeme cuando un latino escucha el acento de otro latino. Ya se ha ganado la mitad de la batalla. Yo tengo mi banderita de Puerto Rico en la camisa me la puse.. Y aveces dicen boricua ven acá así con la voz ronca y falta de respiración. Y tu le ves la cara de felicidad que por lo menos tienen alguien”. 

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